lunes, 25 de mayo de 2015

Reseña de Diario Jornada

Leer: Reseña del libro publicada por Diario Jornada.
"El escritor Fabián Ariel Renna presenta “Ocho relatos llenos de inútiles palabras”, un compilado de cuentos que narran situaciones de la vida cotidiana tamizadas por la mirada del autor. El link para conocer la obra, en esta nota."

jueves, 14 de mayo de 2015

Reseña del diario MDZ


Leer: Reseña publicada e Diario MDZ

"Ocho relatos llenos de inútiles palabras", de Fabián Ariel Renna, una recopilación de ocho cuentos que se desarrollan en la provincia."Para conocer un poco más sobre nuestra sociedad."

jueves, 7 de mayo de 2015

"Ocho relatos llenos de inútiles palabras" Versión en papel

Ya está disponible la versión en papel de "Ocho relatos llenos de inútiles palabras"

Es un compilado de ocho cuentos realistas que narran situaciones de la vida cotidiana tamizadas por la mirada del autor.

Una pareja que despide para siempre bebiendo un vino en un bar, una empleada domestica que vive una experiencia religiosa no deseada,  estudiantes que protagonizan una sátira sobre la educación pública, un abogado penalista asesinado, la viuda y la hija de un represor en su entierro, un trabajador rural víctima del sistema judicial, son algunos de los personajes que habitan incómodos las páginas del libro.
Un estilo crudo y directo, fruto de lecturas apasionadas de los clásicos del siglo XX y XXI, y de las heridas que deja sobrevivir en la sociedad contemporánea.
"Escribir un libro es un acto de rebeldía y un intento de narrar las inquietudes que nacen en el alma humana ante la injusticia, la desigualdad y la maldad inigualable del hombre"

Disponible en: Mercado Libre, OLX y Ala Maula
Twitter: @ArielRenna

E-book descarga

viernes, 1 de mayo de 2015

En mi calle. Traducción de la letra de la canción de la cantante francesa Zaz


Vivo en la esquina del viejo Montmartre
Mi padre vuelve a casa borracho todos los días
Y para alimentarnos los cuatro
Mi pobre madre trabaja en la lavandería
Cuando estoy mala, me quedo en la ventana
Veo a la gente pasar
Cuando el día se acaba
Hay cosas que me dan un poco de miedo

En mi calle hay gente que se pasea
Yo les oigo murmurar y por la noche
Cuando me duermo, mecida por una canción
Me despiertan, de repente, gritos
Silbidos, pasos que se arrastran
Que van, que vienen
Seguidos del silencio que me hiela el corazón

En mi calle hay sombras que se pasean
Y yo tiemblo y tengo frío y miedo

Mi padre me dijo un día: “Hija mía
No vas a estar aquí siempre
No eres buena en nada – eso es de familia
Tendrías que empezar a ganarte el pan
Los hombres te encuentran bastante guapa
Sólo tendrás que salir de noche
Hay muchas chicas que se ganan la vida
Paseándose por la acera”

En mi calle hay mujeres que se pasean
Yo las oigo tararear y por la noche
Cuando me duermo, mecida por una canción
Me despiertan de repente gritos
Silbidos, pasos que se arrastran
Que van, que vienen
Seguidos del silencio que me hiela el corazón

En mi calle hay mujeres que se pasean
Y yo tiemblo y tengo frío y miedo

Y desde hace semanas y semanas
Ya no tengo casa, ya no tengo dinero
No sé cómo lo hacen las otras
Pero yo no pude encontrar clientes
Pido limosna a la gente que pasa
Un trozo de pan, un poco de calor
Sin embargo, no soy muy audaz
Ahora soy yo la que les da miedo

Por mi calle, me paseo todas las noches
Se me oye sollozar y por la noche
Cuando el viento lanza al cielo su canción
Todo mi cuerpo se hiela por la lluvia
Y no puedo más, sólo espero
A que el buen Dios venga
Para que me invite a calentarme cerca de sí

En mi calle hay ángeles que me llevan
Mi pesadilla se ha acabado para siempre

miércoles, 29 de abril de 2015

martes, 7 de abril de 2015

Siempre vete a la cama con un buen libro o al menos con alguien que haya leído varios.

martes, 31 de marzo de 2015

"Ocho relatos llenos de inútiles palabras"

Ya se encuentra disponible la versión digital de "Ocho relatos llenos de inútiles palabras", mí primer libro de cuentos. Para conseguirlo comunicarse a farenna@hotmail.com Descarga gratuita:
https://drive.google.com/file/d/0BwNrCE7AuYJedUFuVWtmaktXUUk/view?usp=sharing
Próximamente estará disponible la versión impresa.

TANINOS DULCES


Un wine bar, calle Arístides Villanueva. Veintidós horas de una noche de abril.
Dos copas de vino, malbec joven, temperatura ambiente. Vino de uvas tintas, de Mendoza. “Purpúreo. De sugestivo sabor. Cálido, suave y con taninos dulces. En la boca evoca sabor a mermelada de ciruela, dulce de guinda, chocolate, frutas secas y vainilla” indica la etiqueta. Pero al final deja un sabor ácido, amargo, como la vida.
Hay poca concurrencia en el local, quizás por la hora, por el día, por el clima, porque la escena requiere alguna intimidad.
La mesa está alejada de la barra. Es negra.
Las copas son de cristal, con dos hojas de parra pulidas, poseen un cáliz espacioso, un tallo largo y una base ancha. El tallo sirve para que, al tomar las copas de allí, el calor de sus manos no modifique la temperatura del vino, para que no lo caliente.
Él está pálido, la copa en su mano padece un temblor regular, bebe un trago corto, lo degusta en su boca antes de ingerirlo.
Ella refleja un gesto adusto, de impaciencia y hastío, ase la copa de la base del cáliz, bebe un trago largo, sin rodeos, la abandona a su suerte en la mesa.
Las miradas se cruzan y se fijan, profundas, sostenidas.
El mutismo los invade, todo se lo han dicho en un pasado próximo, se conocen con amplitud.
Saben que se amaron, que la felicidad los acompañó intermitentemente, que los abandonó.
El mismo malbec que fue prodigio en taninos dulces, hoy es amargo.
El mismo vino que fue punto de partida, hoy es su despedida.
La noche es clara, él sale del bar, camina lentamente, enciende un cigarrillo, una frase de Borges que dice “Ya no es mágico el mundo. Te han dejado”, lo visita insistentemente, no recuerda el título del poema, que es una cifra y francamente los duendes del vino no lo ayudan.
Ella pide un taxi, desde la puerta del bar, aguarda brevemente y parte. Tiene la certeza que no lo verá nunca más, pero no duda, no sufre, un sentimiento parecido a una tenue melancolía la acompaña en el viaje en taxi.
La mesa del bar está desocupada, aún persiste la botella de vino, vacía, y las dos copas, como esperando, que se rompa esa ausencia. Pero no sucederá.